Empleo y paz, los frutos más grandes del sector bananero
Cuando María Mendoza fue a la empresa a solicitar trabajo, varios de sus vecinos le dijeron que no perdiera su tiempo, que en el sector bananero no contrataban mujeres. Era 1993, hacía diez años que ella había llegado a Urabá . Se había casado y había tenido seis hijos, pero luego de separarse de su esposo tuvo que buscar un sustento para darles de comer. Ella tenía 32 años cuando llegó a la Finca La Revancha, donde empezó su camino en el sector, la cual exporta su fruta a través de Tropical en las actividades de abono y repique. “ Yo necesitaba una oportunidad para trabajar y poder llevarles comida a mis hijos y allí me la dieron”, rememora María. Sus ganas de salir adelante no pasaron desapercibidas, y su empuje pronto la hizo destacar. Semanas después, una de sus jefes observó cómo María se alzaba un bulto de abono con tal destreza que quedó admirada, desmitificando así que ciertas labores solo podían ser realizadas por hombres. Por estas y más acciones se le fueron abriendo